
En 1996, el pueblo constaba de solo tres chalés y una piscina. En 2001, se construyeron tres más, luego otros tres en 2010 y, por último, cinco más en 2012. En 2016, abrimos también la casa rural du coq. Hoy, en 2018, dos alojamientos insólitos completan la oferta: la cabaña encaramada Hirondelle y la cabaña flotante Libellule. Poco a poco, los edificios de la granja se han ido renovando para ofrecer una zona de recepción, instalaciones sanitarias y una sala de deportes. El huerto del abuelo se ha convertido en un campo de fútbol y un parque infantil. El lago de riego se ha convertido en un lago de recreo para pescar, pasear, navegar en barca o a pedales. Todo se ha hecho con gran esmero, con el objetivo de preservar nuestro entorno idílico y ofrecer cada vez más comodidad a nuestros veraneantes.