
Es un verdadero sueño familiar. Abrir nuestra segunda casa rural ha sido un verdadero viaje, 9 años de negociaciones y duro trabajo para alcanzar nuestro objetivo final: dar la bienvenida a nuestros primeros huéspedes el 9 de julio de 2011. Una auténtica aventura humana. 9 años para conseguirlo y 9 meses para construirlo. El terreno en cuestión pertenecía a mis bisabuelos. Durante 4 generaciones esta tierra ha sido cultivada de diferentes maneras. Decidimos construir chalés de madera para preservar el carácter típico del lugar, con sus robles de treinta años y sus cayos de piedra caliza seca. Desde 2011, la aventura no ha dejado de crecer, con nuevos encuentros y nuevos retos cada año, y gente que vuelve para pasar unas magníficas vacaciones con nosotros. Estamos forjando vínculos que van más allá del departamento de ventas, y es por estos aspectos que siempre he querido dedicarme a este trabajo por derecho propio. La polivalencia es imprescindible en nuestro sector, nunca hay un momento aburrido y es muy diversificador.